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El cisne negro (John Merrill)

Negro sobre el agua tranquila más allá de patios con junquillos avanzando, el cisne negro convoca un caos privado que trina a su paso, asumiendo, como una cuarta dimensión, un esplendor que llama al niño con ideas blancas de cisnes a que se acerque a ese lago verde donde cada paradoja maravilla. Aunque el cuello negro se estira no tan diferente a un signo de interrogación en el lago, el cisne prohibe las preguntas fáciles: una cosa en sí misma, equívoca, conocida desde antes como el dolor, o una mujer que cantan mientras despertamos; y la canción de cisne que canta es el inmenso silencio del cisne. Ilusión: el cisne negro sabe cómo atravesar las expectativas, el pico apunta ahora a su propio pecho, ahora a su reflejo, y cruza nuestras vidas, si el lago es la vida, y con el más sutil de los giros de su cuello convierte, con el tiempo, el daño del tiempo; en menos de una pluma negra, la congoja del tiempo. Hechizador: el cisne negro ha aprendido a entrar al centro perdido de la tristeza

El cuarto de mi vida (Anne Sexton)

Acá, en el cuarto de mi vida los objetos siguen cambiando. Ceniceros para llorar en ellos, el hermano acongojado de las paredes de madera, las cuarenta y ocho teclas de la máquina de escribir cada una un globo ocular que nunca se cierra, los libros, cada uno un concursante en un concurso de belleza, la silla negra, un ataúd de perro hecho de Naugahyde, los enchufes en la pared esperando como una cueva de abejas, la alfombra dorada una conversación de talones y dedos, la chimenea   un cuchillo esperando a que alguien lo recoja, el sofá, exhausto con el cansancio de una puta, el teléfono dos flores echando raíces en su entrepierna, las puertas abriendo y cerrando como almejas de mar, las luces pinchándome, encendiendo tanto el suelo como la risa. Las ventanas, las ventanas hambrientas que clavan los árboles como puntillas en mi corazón. Cada día alimento el mundo allá afuera aunque los pájaros exploten a derecha e izquierda. También alimento el mundo acá adentro, ofreciendo al escritorio